Según la edad y el curso del niño, las tareas y los exámenes que les realizarán en en este final de curso serán de distinta dificultad; aun así, los padres tenéis esa responsabilidad de mantener a vuestro hijo atento, concentrado y motivado para que esté preparado para lo que venga.
Hay muchas cosas que puedes hacer como padre a la hora de ayudar a tu hijo de cara al tramo final de curso. Éstas son algunas de las claves, recursos y técnicas que puedes poner en práctica estos últimos meses:
Horario fijo:
El tiempo dedicado al estudio debe acordarse y estar bien marcado. Para ello es necesario conocer las fechas de los exámenes o trabajos que tiene que realizar, para así planificar a qué asignatura se dedicará cada día, siempre teniendo en cuenta el tiempo y la dificultad que supondrán. Hacedlo en una hoja y colgadlo de la pared de su habitación, así estará siempre visible. Además, el horario debe contar con unas horas fijas a diario dedicadas al estudio, con la posterior comprobación de los padres de lo aprendido y realizado.
Técnicas de estudio.
Crear un horario acorde a las exigencias del curso es ya la primera técnica para un correcto estudio, pero no debe quedarse únicamente en eso. Igual de importante es que tu hijo tenga un espacio adecuado para estudiar, sin distracciones, con todo lo necesario y, a ser posible, que siempre sea el mismo.También hay que saber cómo estudia el niño: si sabe realizar esquemas o resúmenes, si sabe extraer los puntos clave de un tema o si sabe realizar ciertos ejercicios correctamente. Para ello puedes empezar ayudándole tú, pero lo importante es que él aprenda a hacerlo solo.
Refuerzos constantes.
No olvides que reforzar es una parte vital en la enseñanza y la educación de los niños, y la clave en su motivación. Tienes que conocer muy bien lo que le gusta a tu hijo para utilizarlo como recompensa por lo que realice.Recuerda que lo que hace le cuesta un esfuerzo y seguramente es algo que no quiere hacer, por lo que es vital que sepas recompensarlo. No siempre es necesario que sea algo material, como un juguete o incluso dinero; deja que elija algo de comer o una actividad para el fin de semana.Y no te olvides de unas palabras bonitas que refuercen su seguridad y su autoestima, sin amenazar, reprochar ni castigar.
Asignaturas difíciles.
Todos los niños tienen una o más asignaturas que no se les dan bien. Es en éstas donde se verá un progreso si se esfuerza, y será una motivación para su rendimiento global. Puedes ayudarle en estas tareas, pero sin interferir demasiado ni solucionarle directamente todos los problemas que tenga.Pregúntale qué tiene que hacer y asegúrate de que sabe todo lo que tiene que realizar, como por ejemplo las fechas, los temas, las preguntas, las cosas importantes, etc. Planificad juntos cómo va a abordar el estudio, qué va a hacer primero y cómo puede hacerlo.Una vez tengas claro que sabe y puede hacerlo por sí mismo, deja que lo haga; tu tarea será la de comprobar luego que lo ha conseguido.
Descansos obligados.
Los momentos de descanso también son esenciales para mejorar su rendimiento y potenciar así su motivación. Cuando llega del colegio, lo mejor no es ponerle directamente a estudiar, sino dejar unos pocos minutos para que descanse.Del mismo modo, las horas de estudio marcadas tienen que contar con unos espacios de descanso igualmente establecidos en el horario. Por ejemplo, si acordáis que estudie dos horas una asignatura, deja que luego descanse 15 minutos para afrontar la siguiente asignatura algo más relajado.
Hábitos saludables.
Por último, no hay que descuidar la calidad de vida del niño. Como padre eres el responsable de que tu hijo tenga unos hábitos saludables, como una alimentación variada y adecuada, unos horarios de sueño correctos, o la pertinente higiene diaria.No menosprecies estos aspectos de su vida, pues favorecerán o perjudicarán a la motivación y el rendimiento de tu hijo.Poned en marcha todos estos pasos y técnicas desde hoy mismo, y dedicad vuestro tiempo a diario. Recordad que el estudio es un proceso continuo que exige mucha dedicación y esfuerzo, pero que a su vez puede tener una gran recompensa; esto es lo primero que tiene que entender tu hijo para potenciar su motivación.