Durante el verano, tanto a niños como a adultos nos cambian los gustos y apetencias respecto a la alimentación; más bebidas, ensaladas, alimentos frescos, helados… suelen componer la dieta en la época estival.
Pero, ¿pueden los niños comer este tipo de alimentos manteniendo una correcta alimentación? Por un lado, es muy importante mantener el mismo ritmo de comidas, a pesar de los cambios en las rutinas diarias, cambios temporales de residencia durante las vacaciones y mayor número de comidas y cenas fuera de casa, es imprescindible hacer 5 comidas al día, además habrá que prestar mucha atención al desayuno; esta es una época en la que los niños se levantan más tarde y en ocasiones se saltan esta importante comida, habrá que garantizar un buen desayuno para que los niños mantengan los niveles de energía necesarios para hacer actividades durante todo el día.
En esta época del año, las frutas toman mayor importancia, debido a la gran variedad de frutas de temporada que existen: melocotones, cerezas, fresas, sandía, mango, melón etc……no será difícil dárselas a los niños de formas muy atractivas que les encantarán, como batidos, zumos, sorbetes o helados naturales. Les aportarán gran cantidad de vitaminas e hidratación que necesitan. Siempre es aconsejable elaborarlos en casa, ya que los industrializados tienen altas cantidades de azúcar, desechan la pulpa, eliminando gran parte de la fibra de las frutas, y en ocasiones, generalmente en el caso de los helados, utilizan un exceso de grasas, azúcares y distintos tipos de aditivos (estabilizantes, colorantes y saborizantes principalmente).
Otro consejo para que los niños mantengan una buena alimentación durante el verano es incrementar el consumo de ensaladas, por su frescura y porque aceptan gran variedad de ingredientes, son imprescindibles en verano. Pueden ser fuente de cereales: ensaladas de pasta, quinoa o cuscús., con legumbres, como lentejas o garbazos, pescado como atún, caballa o melva, frutos secos como nueces o pipas y por supuesto con verduras y hortalizas. Las ensaladas son platos ricos en nutrientes y siempre apetecibles.
Por último, es muy importante durante el verano garantizar una buena conservación y manipulación de los alimentos. Las elevadas temperaturas favorecen que los alimentos se deterioren más rápidamente y que proliferen bacterias que pueden originar las temidas intoxicaciones alimentarias de las que los niños son más vulnerables de padecerlas. Refrigerar los alimentos una vez cocinados, no romper la cadena del frío o utilizar distintos cuchillos y tablas durante la preparación de los distintos alimentos, minimizarán esos riesgos.
Fuente: www.orientacionandujar.es
