ETAPA 2 del Camino de Santiago (28 de Junio)
Iniciamos la segunda etapa del camino de Santiago en una fresca mañana a la ladera de la montaña en el pabellón que nos cedió el ayuntamiento de Mos. Nuestro punto de partida estaba fijado en el albergue de O Porriño, a donde llegamos en autobús, y nos pusimos en marcha.
Esta vez, los grupos eran más heterogéneos, con la intención de que nuestros chicos se relacionen con todos y estrechen relaciones con compañeros que no ven tan a menudo fuera del colegio.
Pronto descubrimos que el Camino Portugués también tiene cuestas, y que el paso de los días aumenta el grado de emoción en nuestro reto. Por suerte, el ambiente en los grupos de marcha era inmejorable, lo que nos ayudó y mucho a superar las primeras consecuencias de las largas caminatas.
Un poco de charla primero, una canción después, unas fotos, un aperitivo para reponer fuerzas, carreras en las cuestas arriba y… ¡Redondela!
Una ciudad más grande y moderna se abrió paso y, antes de darnos cuenta, estábamos con nuestro menú del peregrino encima de la mesa.
Con el estómago lleno nos fuimos a la playa de Cesantes para pasar una tarde excelente de baño, juegos y paseos; y pudimos comprobar que nuestros chicos hacen amigos con una envidiable facilidad.
Ya una vez cerca el pabellón, a la espera de que nos permitieran entrar, organizamos la cena y una nueva reflexión en grupo antes de prepararnos para la noche. El día no acabaría sin una flamante pelea de gallos Almendralejo vs Redondela, prueba fehaciente de que a estos alumnos nuestros les encanta conocer gente.
Una nueva etapa superada, esta vez con alguna que otra dificultad, pero a nadie le cambia el ánimo, nadie pierde la sonrisa o se le quitan las ganas de madrugar para andar.
Día 3 y seguimos con nuestra opinión intacta: con estos alumnos da gusto viajar.
ETAPA 3 del Camino de Santiago (29 de Junio)
Sin darnos cuenta hemos superado el ecuador de nuestro camino y comenzamos con la tercera etapa. El tiempo está pasando volando. Y es que la etapa de hoy ha sido sencillamente impresionante.
Poco a poco, hemos cogido ya una rutina. Por las mañanas, después de conseguir estar todos en pie —no sin esfuerzo—, recogemos nuestro material y con la ayuda de nuestros niños organizamos el desayuno.
Conseguida la rutina, que hay que seguir puliendo para optimizar el tiempo por las mañanas, nos pusimos en ruta, divididos nuevamente en tres grupos con la ayuda de sendos alumnos capitanes.
Hemos disfrutado hoy de la etapa más bonita hasta ahora. La belleza de las montañas, los ríos y su vegetación nos ha empujado para subir las pendientes, casi constantes durante la primera mitad del recorrido.
Tras una parada de avituallamiento, todo ha ido muchos más fluido, a la rivera del río Tomeza y en el entorno de un frondoso bosque gallego.
Al llegar a Pontevedra, sellamos nuestras credenciales compostelanas y recuperamos fuerzas con el ya clásico menú del peregrino.
Hoy tocaba dormir sobre blandito en un albergue, pero eso conlleva organización y mentalización, al compartir las instalaciones con más peregrinos. Por eso nos dividimos en grupos más pequeños para asegurarnos nuestro descanso y el de nuestros compañeros de albergue.
Llegó la hora instalarnos y asearnos, y fue después de eso cuando más de uno tuvo que pasar por enfermería y arreglarse las molestias en los pies, que inevitablemente empiezan a salir algún peregrino llegado desde el Ruta de la Plata.
Tuvimos la suerte de pasar el resto de la tarde en el casco histórico de Pontevedra. Las caras se llenaron de sonrisas cuando les dijimos que tendrían un par de horas libres para gestionar su cena con el dinero que les dimos para ese fin. Como en ocasiones anteriores, volvieron todos puntuales y muy contentos, cantando himnos de Almendralejo por las calles pontevedresas.
Épica vuelta al albergue, que resultó un broche de oro a nuestra tercera etapa, y a la cama antes que los días anteriores, ya que la etapa 4 y sus 23 kilómetros nos esperan y tenemos que estar tan fuertes como el primer día.
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