No se verá por televisión en España, pero el miércoles, Marta García (Almendralejo, 1999) comenzará su participación en el campeonato del Mundo de kárate que se disputa en Chile. «Esto no es fútbol; se retransmitirá por ‘streaming’», lamenta la deportista extremeña, durante su jornada de descanso, un día antes de volar hasta Suramérica y a una semana de alcanzar el reto que se marcó a principio del año.
La plata que logró en el Europeo de Novi Sad (Serbia) en 2018 y su participación en el Mundial de Madrid de hace doce meses no le garantizaban la presencia en este nuevo evento. «Ha sido un año muy difícil», asegura Marta, que terminó el año pasado lesionada y se perdió muchas competiciones en las que obtener los puntos necesarios para llegar a Chile.
Sin embargo, esta almendralejense está acostumbrada a pelear por lo que quiere y también a conseguirlo. Lo ha hecho desde bien pequeña. «Era una niña muy activa y quería hacer kárate o jugar al fútbol, pero mi padre decía que no eran deportes para una niña», rememora.
Por eso, al salir de las clases en el colegio Ruta de la Plata de su localidad natal acudía a ballet. Marta acababa cada sesión diciendo que no quería ir más y que prefería el kárate. Tanto insistió que, con apenas siete años, logró que su padre cediera y empezó con las katas en un gimnasio de su pueblo. Poco a poco fue aprendiendo y empezó a competir. «El seleccionador extremeño me vio y creyó que tenía maneras», expone Marta.
Sus buenos resultados le dieron aun más fuerza y le fue dedicando cada vez más tiempo a los entrenamientos. Para seguir avanzando, con doce años, se desplazó a Castilla-La Mancha. Allí cambió de estilo. Ella hacía Shotokan y pasó a Shito-Ryu. «Son muy diferentes; en el primero hay un gran abanico de katas y es más robusto, por lo que se ajustaba menos a mí, en el segundo los movimientos son más reducidos y tiene gran importancia la estética», explica Marta.
En esos años comenzó a acudir a los campus de verano con la selección española. Fue en esos eventos donde conoció al que ahora es su entrenador, Manuel Capetillo. «Es la persona que me ha llevado al lugar en el que estoy», comenta.
Camino largo
Su participación en el Mundial que está a punto de arrancar se complicó a raíz de una lesión de espalda que tuvo a Marta unos meses parada. Fueron momentos complicados, que además se unieron a su decisión de abandonar el Centro del Alto Rendimiento y Tecnificación Deportiva de Madrid.
En este espacio entró en septiembre de 2017, pero no llegó a estar cómoda, por lo que optó por regresar con Capetillo en enero de este año. «Tuve algunos problemas y creo que es muy importante estar a gusto con tu entrenador y tu equipo; el ‘feeling’ que tengo con él no lo he logrado con otra persona», apunta la deportista extremeña, que ahora entrena en Kumo Sports.
Aunque uno de los peores momentos del año fue la confirmación de que el kárate no será olímpico ni en Tokio 2020 ni en París 2024. Marta es consciente de que no hubiera sido fácil colarse entre las seleccionadas españolas. «El nivel que tenemos es muy alto, pero lo hubiera intentado», admite. Ahora, espera que su deporte vuelva en Los Ángeles 2028, aunque no es muy optimista al respecto.
Esta noticia le hizo enfocar toda su preparación al campeonato del Mundo. «Tenía claro que debía ganar todas las competiciones sub-21 para llegar a Chile», apunta Marta, que se impuso en las dos ligas mundiales en las que pudo participar, también se alzó con la copa del Mundo que se disputó en junio en Croacia y con un torneo internacional que hubo en Palma del Río y en el que estuvieron algunas de las que serán sus rivales el miércoles.
Resultados
Los resultados demuestran que ha sido una gran temporada para ella. «Por eso digo que ha sido mi peor y mi mejor año, porque ha habido momentos malos, pero he ganado casi todo», afirma.
Ahora quiere seguir en la misma línea y, pese a lo que le ha costado estar en Chile, no se plantea otro objetivo que no sea el triunfo. «Sé que es muy difícil, pero veo que tengo opciones y lo voy a luchar; sería la primera extremeña que logra una medalla en un Mundial», dice motivada.
El reconocimiento que acaba de recibir como mejor deportista extremeña del año 2018 también ayuda en esta línea. «Hace que en la mochila que llevo a Chile vaya un saquito más de energía; me hace ver que hay mucha gente apoyándome», insiste Marta, que puntualiza que la preparación mental es fundamental. «La cabeza es el 90% de una competición, pero evidentemente tienes que entrenar».
Ella lo hace ocho horas al día, haya o no un campeonato cerca. Para ello se necesita mucha fuerza de voluntad, como la que le hace falta para continuar con sus estudios. Tras terminar el Bachillerato, actualmente cursa el grado de Ciencias del Deporte. «Le intento dedicar tiempo todos los días, pero es difícil, porque en la máxima competición necesitas que el descanso sea bueno», certifica.
Además de su esfuerzo, Marta sabe que sin la ayuda de su familia no habría podido llegar a este Mundial. «Mis padres se han gastado mucho dinero a lo largo de los años, me han costeado entrenamientos, fisioterapeutas… y se lo agradezco mucho», expone esta karateca, que detalla que actualmente los gastos son menores porque hay algunas competiciones con premios en metálico y la Federación costea los Mundiales y Europeos.
«Mi padre está superorgulloso; le encanta el kárate y de pequeño también practicó este deporte», relata Marta, que influyó en su hermana Paola, de 13 años, que también hace kárate. A pesar de ser la que abrió el camino no le cuesta expresar su opinión. «Mi hermana ya es campeona de España y ha ganado la copa del Mundo, creo va a ser mucho mejor que yo y es un orgullo para mí».
Entrevista de JOSÉ M. MARTÍ publicado en www.hoy.es