Seguro que más de uno ha quedado asombrado ante el gran manejo que nuestros hijos tienen sobre las nuevas tecnologías. La tablet se ha convertido en uno de los grandes aliados de muchos papás. Esta nos permite tener a nuestro hijo calmado mientras nosotros estamos cenando con unos amigos, vemos una película, estamos haciendo las tareas del hogar o incluso en alguna ocasión nos han ayudado a gestionar una rabieta. Pero… ¿de qué manera afectan a nuestros hijos estas tecnologías?
Los efectos de las distracciones tecnológicas en los niños
Una de nuestras labores principales como padres es calmar a nuestros hijos, es decir, dotarles de herramientas necesarias para una adecuada regulación emocional en su adultez. Los niños por si solos no aprenden estas habilidades y sólo a través de nosotros conseguirán calmarse.
Desde luego esta no es tarea fácil. En ocasiones seremos nosotros los que nos pongamos aún más nerviosos que el niño. ¿Cuál será el resultado? Que estaremos transmitiéndole el malestar a nuestro hijo y este no podrá calmarse.
Hay momentos en los que llegados a este punto de frustración probamos a darles comida, juguetes, el móvil o la tablet. Para nuestra sorpresa esto funciona; todos esos sonidos, movimientos, imágenes y colores hacen que nuestro hijo se calme y por lo tanto nosotros también. Debido a que esto nos ha funcionado, lo comenzaremos a emplear cada vez que no consigamos que nuestro hijo se calme, transformándose en un uso excesivo a edades tempranas y en pleno desarrollo cerebral del pequeño.
Todo esto que nos hace volver a nuestra calma, genera una serie de consecuencias negativas a largo plazo en el niño. ¿Qué consecuencias negativas tiene el uso de las nuevas tecnologías en los niños?
Aislamiento
No estaremos conectando emocionalmente con aquello que le ocurre a nuestro hijo y por tanto no le estaremos comprendiendo ni ayudando a resolver que es aquello que ha generado la rabieta o el llanto. Estaremos enseñando al niño a regular sus emociones a través de la distracción, por lo que no se dará una regulación adecuada ante estados emocionales negativos.
Recompensa conductas que no solucionan dada
El pequeño aprenderá que para conseguir aquello que quiera puede hacerlo a través de la rabieta y el enfado. Como consecuencia no estaremos fomentando el autocontrol en el niño ni su tolerancia a la frustración.
Imagina una pataleta en medio del supermercado porque no le hemos comprado aquello que nos ha pedido. Puede ser una situación incómoda. Como no conseguimos calmarle le dejamos nuestro móvil para que así esté tranquilo durante el rato que nos quede comprando. En este caso estaremos premiando su comportamiento y como dije anteriormente no estaremos fomentando la tolerancia a la frustración. El niño pensará: “bueno, no me han comprado esas chucherías que he pedido, pero a cambio he conseguido lo que pocas veces me dejan”. Tiene que asumir un no por respuesta.
Ralentiza su aprendizaje
A edades tempranas es de especial importancia el juego simbólico en los niños. Esto consiste en jugar imaginándose que es una mamá, una profesora o un médico. Que imagine dar de comer a su muñeco o bañarle, que con un palo que encuentre pueda imaginar que es un cepillo de dientes. Esto permite entender e interiorizar el mundo en el que viven y les rodea.
Por el contrario, la televisión o los videojuegos no permiten este trabajo cognitivo, dado que no hay posibilidad de imaginar y crear a partir de lo que ocurre en el entorno material.
En la infancia las conexiones cerebrales se encuentran aún en desarrollo, y el uso de pantallas genera adicción. En este caso, todos los colores, movimientos y sonidos lo que generan en el niño es una especie de fascinación, generando una sobre estimulación en el niño. Es por ello que el niño se queda ensimismado cuando tiene uno de estos aparatos en sus manos.
Podemos pensar que el niño estará concentrado y atento pero la realidad es que no es así. Esta es una actitud pasiva ante estímulos novedosos, generándose una desconexión del lóbulo frontal en el niño, la cual es encargado de la atención, planificación, resolución de problemas o memoria de trabajo, viéndose todas estas funciones afectadas.
Alienta al pequeño
También estaremos mandando un mensaje implícito de que nos molesta en determinadas situaciones. Un niño siempre va a estar moviéndose, hablando, tocando cosa etc. Esto es algo natural en los niños, lo que estaremos haciendo con la tablet es “anestesiar “su comportamiento e impidiendo que su desarrollo cognitivo siga su curso.
Les da una forma de evasión
En ocasiones, los niños con problemas emocionales emplean el uso de las tecnologías como forma de desconexión. Los videos juegos le permiten estar en un mundo paralelo e irreal, en el que no sienten malestar. Esto fomenta la disociación de los niños, es decir, desconectarse de uno mismo y de la realidad, siendo esta una respuesta de evitación, cronificándose todo el malestar.
En definitiva, diferentes estudios han demostrado que el uso prematuro de las tecnologías puede afectar a la atención, al aprendizaje, impulsividad, problemas relaciones, adicción y problemas de lenguaje.
¿Cómo debemos limitar el uso de las tecnologías en nuestros hijos?
En primer lugar, tenemos que tener en cuenta que nosotros somos el modelo a seguir de nuestros hijos, por lo que seremos nosotros los primeros que tenemos que limitar nuestro propio uso de estos aparatos. No podemos regañar a nuestro hijo cuando esté usando el móvil mientras comemos, si nosotros hacemos lo mismo. Si nuestro hijo está con nosotros es importante dejar el móvil apartado y ese tiempo estar con nuestro hijo y atender a sus necesidades.
Es importante que no haya aparatos electrónicas en la habitación de nuestros hijos. Estos deben estar en un sitio visible donde nosotros podamos supervisar el uso que se dé.
En consulta, me encuentro a muchos papás que le ponen la televisión a los niños para que este coma. Bajo mi punto de vista es importante retirar la televisión en el tiempo de comida. Puede que la ingesta se haga en un mayor tiempo posible, y es un momento que puede compartirse en familia.
A día de hoy sabemos que los niños aprenden a través de las experiencias con el mundo real y a través de la interacción con los adultos y sus iguales. Todas las experiencias que el niño pueda vivir en su día a día, toda interacción con la naturaleza, con el juego, una mirada, una sonrisa etc, son las que marcan su desarrollo y serán determinantes en la historia y desarrollo de su vida. Desde luego esto es algo que se pierde en la interacción con las pantallas.
Fuente: www.psicologiaymente.com