Estambul, precioso final de nuestra movilidad #ErasmusPlus en Turquía.
El sábado amaneció frío y con un picnic de desayuno que disfrutamos a nuestra llegada al aeropuerto de Esmirna. ¡Nada mejor que unas aceitunas, huevo cocido y pan para desayunar, de pie, en la puerta de un aeropuerto! Son estos pequeños detalles los que, lejos de desmotivarnos, nos han convertido en un equipo principio.
En el mismo hotel de la primera noche nos esperaba un guía inesperado: el cuñado de nuestro socio y amigo Yalçim, coordinador Erasmus del colegio de Yenipazar. Dejamos las maletas y nos dirigimos al famoso Gran Bazar de Estambul,. Desplegamos nuestras artes regateadoras con los comerciantes, compramos recuerdos y hubo quien se vino arriba y hasta compró zapatillas de último modelo a un excelente precio. Un lugar que nos dejó alucinados por el movimiento de gente, la vida, la gran cantidad de productos que se pueden comprar y por la inmensidad y belleza del edificio.
Y sin tiempo de asimilar las maravillas del Gran Bazar, nos volvimos a quedar boquiabiertos. Llegamos a la plaza que separa la Mezquita Azul de Santa Sofía. Cada cual más espectacular. Tras las fotos de rigor, accedimos a Santa Sofía. Las inmensas cúpulas de la mezquita son algo que nunca antes habíamos visto ninguno de los visitantes. Dedicamos un tiempo para relajarnos, tomar fotos e incluso meditar un poco en un lugar mágico y precioso que siempre recordaremos.
Ya de noche, volvimos a coger el tranvía de vuelta al hotel, situado en la zona de Çapa, donde cenamos kebab y extra de guindillas –a los más valientes se le saltaron las lágrimas– con nuestros nuevos amigos, los guías turcos que tanto nos habían ayudado.
El domingo nos costó levantarnos más de lo normal. Habíamos quedado bien temprano para aprovechar el día al máximo y la expedición amaneció con ojeras, fruto de un día intenso y de una noche larga. Tras el desayuno, volvimos a la zona de Fatih para visitar la Mezquita Azul primero y Topkapi después. Especialmente destacable resultó el último, un conjunto palaciego definido por el arquitecto del grupo como “el edificio con arquitectura antigua más impresionante que he visto nunca”.
Recargamos energías con un almuerzo breve antes de nuestra siguiente visita. Tocaba conocer el Bósforo desde un barco. Pudimos disfrutar de las dos orillas del estrecho de Estambul y nuestros guías, que también hoy nos han acompañado, y apreciamos las diferencias entre la parte asiática y la europea de la ciudad limítrofe de ambos continentes. Un viaje en barco para recordar, más aún con el ambiente que generan las llamadas al rezo desde las mezquitas próximas al canal.
El día iba de maravilla y pensábamos que ya teníamos una idea clara de la ciudad. Fue entonces cuando nuestros amigos Osman, Hussein y Aykut nos sugirieron un par de cosas más que hacer. Nos dirigimos entonces a la torre de Gálata, un monumento de 67 metros de altura, cercana a una de las calles más emblemáticas de Estambul: la calle Istikal. Aquí pudimos ver un ambiente más alternativos, con gran cantidad de tiendas de música, ropa y souvenirs. Aquí también visitamos dos iglesias católicas importantes en Turquía. Santa María de Draperis y San Antonio nos transportaron de repente a un país europeo gracias a su arquitectura y decoraciones tan típicas.
El día y nuestro viaje #ErasmusPlus se acababan y no quisimos que terminaran sin cerrar el círculo. Por eso, tras un paseo por nuestro barrio de Çapa, decidimos cenar en el Kebab donde lo hicimos la primera noche. Un fin de viaje Erasmus perfecto para una semana perfecta. Estos cinco alumnos han sido una compañía insuperable, aunque no podemos evitar recordar a los compañeros que acogieron a los alumnos turcos allá por febrero de 2020 y que no podrán disfrutar de las movilidades del proyecto #ScienceinOurHands al no estar ya en nuestro colegio.
De nuevo, sólo nos queda agradecer a los alumnos participantes por su alegría, su entusiasmo, las ganas de aprender y el magnífico nivel de inglés demostrado durante el viaje. Y, por supuesto, a sus familias por su apoyo y buena predisposición y por haberles permitido participar en esta experiencia que jamás olvidaremos.
Cerramos esta crónica con algunas de las reflexiones sobre esta experiencia que los propios alumnos han querido compartir con nosotros:
”Cada día haz mínimo una cosa nueva, te aseguro que aprenderás más de una”
“Actually, el Erasmus en Turquía nos ha hecho famosos.”
“Puede que hayan sido diez días, pero esta experiencia la recordaré toda la vida”
“Al empezar te dan una libreta en blanco; al volver, hay una historia para toda la vida”
“Unión de dos mares, de cinco países, de dos continentes… de Los Ocho Erasmus de Turquía”
“Turquía y España: me enamoré de las dos, quiero estar con las dos.”